Primavera y odas

Las flores en primavera un día se abren, orgullosas y soberbias.
De esa misma forma un día se cerró nuestra relación.
Como una estación, nuestra vida juntos mostro su principio y su fin.
Quizás así es la vida, como las flores, que año tras año florecen
hasta que un día sin saber por qué se marchitan, solo dejando el
recuerdo de la belleza que supieron brindar a quien las admiro.
Mágica también como esas flores de un día al año, que con su
encanto logran darnos un breve momento de placer y goce.
Pero las estaciones pasan y aunque el mundo haga su ruta
ellas vuelven a venir, sin que nadie las llame, sin razón aparente.
Así quizás sea nuestra historia, finita como la primavera.
Grabada en nosotros como una oda de Neruda o una estación de Vivaldi.
Pero ahí quedara por ahora, en una biblioteca o en un estante, abandonada
en apariencia, pero a mano si uno quiere recordarla.
Y tal vez, con suerte, cuando listos estemos, nuestras manos se encuentren
para tomar de aquel estante, aquella oda olvidada que tanto
significó en nuestras vidas

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