Halagos...


Si tuviera cierto estilo de coraje ajeno, me animaría aunque sea, a darle un vistazo a las ultimas 9 horas.
Pecho contraído, manos temblorosas, miedos ausentes y una clara convicción del estado que poseo, animan mi tímida necesidad de pseudo escritor.
Las 9 horas quedan solo como un deseo y todo se reduce a breves instantes.
Y cuando busco grabar en la cartelera de mi conciencia, con pluma romántica y vulgar impudor, los mágicos instantes pretéritos, callo a los protagonistas…..
Junto valor para quizás, deslizar un breve y disimulado sentimiento.
Pero dejo sellados mis cobardes labios.
Los mismos que saborearon las mas dulces bellezas, los mismos que alimentaron mis mas brutales deseos profundos e íntimos.
Labios que secos, reflejan y mueren por describir esta noche.
Labios que irrespetuosos, se abrieron verborragicamente para abrumarte con repetidos “te quiero”, obscenos “te siento” e increíbles “te amo” ….Y que  ahora, se detienen torcidos, a dejarme sentir cierta forma de enojo.
Atrevidos, sin consulta, se independizaron de mis reglas y te quieren contar cosas.

Vienen de golpe desesperados momentos de búsqueda que recorro en este instante.
Quiero encontrar las justas palabras que describan las pasiones que colapsan mi mente.
Que te acaricien diciéndote mis secretos que conoces de errada manera.

Hubo un abrir de puertas como imagen, un escape de verdades, un regocijo de sentidos.
Nos perdimos en lo mas recóndito de nuestros morbos, nadamos sobre el placer del tacto.
Sorbimos elixires deseados y saciadores.
Y nos retorcimos extasiados vomitando halagos…….

Seis.....

66666 no sesenta y seis mil…. 6 varias veces….. Son las seis : cero tres.
El improvisado black out ya miembro del club me impulsa el tipear.
Pagaría con este pucho y el Whisky por fundirme con el teclado.
Reprogramar la hora y que en consecuencia se haga un rewind de los últimos 37 minutos.
Agnóstico aun, pido al superior me de 150 palabras, mientras Karmicamente me siento merecedor de este tímido deseo
Me persigno con vergüenza y culpa mirando a los lados con la esperanza de que no funcione y así no complicarme.
Las cañerías tras las paredes gimen músicas metálicas y después de un impass que no se percibe acá, empiezo a oler el bife de cuadril que se retuerce en la plancha.