Presentacion

Me cago en lo que viene después de un Hola…


Siempre me incomodo presentarme, creo tal vez que será producto de una aun búsqueda de identidad.
Pensándolo un poco, la falta de conocimiento de identidad, no implica inexistencia de la misma.
Hoy, ante semejante presión por presentarme, es claro que no voy a empezar enumerando características ni lejanamente memorables.
Se me ocurre un… Hola…. Creo que soy un gran Pelotudo.
Y si quisiera más ocurrencias, antes me escaparía a un par de cuadras a tomar un whisky como primera medida. (Aclaro que pediría más de una.). Creo que no es el momento apropiado y menos el esperado ante este requerimiento.
Así que debería detenerme a explicar el porqué arranque con lo de “Un gran pelotudo…”.
Ochomesino, no llego el nueve, lo salte y se convirtió en el primer mes de vida. No me dieron jamás la Teta, nunca. Tal declaración explicaría tal vez, ciertas conductas de las hasta hoy mías.
Independencia, algunas otras virtudes varias y detalles quizás de color, también podría relatar; pero hoy y acá, preferiría describir algún que otro vicio y defecto que también me define. Siempre ese campo me resulto más interesante.
………… Voy a tener que ir  a por el whisky y seguro en un par de renglones conocen una buena parte de mí.





Sos

Sos el demonio que me taja el pecho
Sos la luna creciente que asombra mi mirada
Sos la perra que desquicia cada mañana
Sos la piel que deseo más allá del entendimiento
Sos el sexo que descubro sin definición a la madrugada
Sos la hembra a la que no engaño en una encrucijada
Sos la mujer a la que aunque quiera no miento
Sos la flor que me entrega cualquier estación encantada
Sos el elixir que sabe a trago amargo
Sos la bestia que me da momentos magros
Sos la mariposa que vuela y me destroza
Sos la imperperfecta magia que me acongoja
Sos el sutil momento de permiso de morbo
Sos el cuerpo que celoso entrego y me lo absorbo
Sos la cruel malicia de mis deseos, roja, sangre
Sos la tarde que le sigue a momentos que dan hambre
Sos el blanco de mis odios, tiro al centro de mis demonios
Sos un terrible quilombo, niña brusca que me asusta
Sos la imperfección que aun negando me gusta.
Sos el claro absurdo que no se entiende
Sos la que cualquier sabio dejaría ser perenne
Sos la que recibe él cuando digo te quiero
Sos la que no merece con apuros e improperios
Sos vos, temible fémina no conveniente
Sos tal vez, a la que llene su vientre.