De patines y enchufes


Venía rápido, muy rápido y se le soltó un patín 
a él, que era el rey de esta jungla. 
Se le soltó un patín... 
Quedo con uno, derrapando.
La velocidad se puede medir de varias formas, en kilómetros por hora, en metros por segundo, en taquicardias, en viento en la cara.
Así también podemos medir otras cuestiones: amperes, kilovatios, caballos de fuerza.
Por ejemplo podría medir que pasa cuando meto un dedo en el enchufe.
Creo que ahí, si no tengo disyuntor, seria absurda la medición, ya que carecería de presencia alguna, patinaría en otras realidades, tal vez mi ánima pertenecería a otra dimensión o quizás, solo habría muerto de un gran amperaje producto de un absurdo y estúpido desliz del tipo enchuferil.
Desde chico, tiempos en que veía a mi viejo actuar con sus oficios varios, hacia trabajos eléctricos sin cortar la luz.
También desde chico patinaba. Recuerdo agujerear las All Star para fijarlas a la base de los patines a los cuales, le agregaba las ruedas Kriptonite de mi tabla de skate.
Patinaba y desafiaba a los enchufes. Creo que son dos de mis grandes características.
Un patín es como una tabla de surf, un medio en donde deslizarse por cierto terreno en el cual, sin herramienta, sería una empresa con poco futuro.
Supe desde esas épocas, que tocando los cables solo de a uno, no había peligro alguno.
Y oh coincidencia, solo con un patín tampoco peligraría nada.
El peligro evidentemente deja de existir cuando se trata de cosas que van solitarias.
Los pares, dúos, parejas o cualquier cuestión que venga acompañada, amerita peligro.
Y hoy? Quiero peligro?
Ando en patines? Tengo enchufes de solo dos agujeros?
No, la respuesta es no.
Esos peligros ya no están.
Le dejaron lugar a otros que de pares no se tratan.