La balanza

Como si nunca hubiera existido, desperté forzado por un rayo atrevido del sol de aquella mañana



Desperté ?.. en realidad lo correcto seria decir que deje de estar dormido.


Siempre dejaba de estar dormido de similar manera, me costaba levantarme, erguir mi cuerpo, reptar escapando de esa cama.


No me permitía jamás, en los escasos 6 meses de no tenerla, comenzar el día en el horario adecuado a mis responsabilidades.


Y por que seria eso me pregunto ahora, en este preciso instante. Porque es que de pronto sufro de insomnio y del mal de levantarme siempre tarde?


Tendrá algo que ver ella?


Seguramente no; tengo que ver yo en esto. Acá se barajan cosas muy metidas adentro mío desde los mas lejanos tiempos. Cosas que recién ahora empiezo a descubrir.


Y en ese descubrir no solo me veo a mí por primera vez de esta manera, sino que también la veo a ella de maneras nuevas.


17 años juntos y descubro que no la conozco, seguro a ella le pasara lo mismo, se concentrara en ver solo los defectos, errores o equivocas formas de vivir esta nueva vida.


Pareciera una competencia para no llegar a ningún lado, pero en el camino buscar el momento en donde el otro muestre su falencia, su paso en falso, su error que justifique la reacción adecuada para alejarse del otro.


Cínica forma de vivir un proceso doloroso pero consensuado en su momento por ambos.


Claro que evidentemente todo se va desdibujando, esa premisa por la cual tomamos la decisión de alejarnos se va haciendo invisible a nuestros ojos, va desapareciendo en la bruma densa de los nuevos caminos.


Y así estamos, cada uno con su ruta. Cada cual con sus prioridades, con sus necesidades, con sus paranoias, con su estricta necesidad del límite formal que no deje al otro interferir en su nuevo andar.


Así es la realidad, el tiro por la culata, la liberación para uno, la tristeza para otro y viceversa.


Y mientras, cada uno hace lo que puede, cada uno sabe hasta donde dar, cada uno se hace respetar dependiendo de cuan desalmado este. De cuan fuerte este, de cuan seguro de si este.


Pero la vida con tal incertidumbre creada por la manera en que nos alejamos (tomar un tiempo para ver quienes éramos), ya se torna no soportable, muy incierta, no permite moverse a ningún rumbo, te mantiene atado a una vaga esperanza que quizás ya no exista mas.


Mientras la vida continúa y nos va haciendo dar pasos, quizás yo tarde en concentrarme en mi camino, en ver quien soy, en conocerme, en cuidarme, en perdonarme, en aceptarme.


Pero ese camino ya tiene mis surcos, ya lo estoy andando.


Y al andarlo pasan cosas, muchas… Algunas quizás reveladoras, otras angustiantes, otras repletas de tristeza, otras llenas de contención.


Y mientras que ese camino es transitado por ambos pasa el tiempo, y ese tiempo marca nuevas vivencias, ese tiempo no estaba claro para ninguno en el momento de la desicion. Ese tiempo que transcurre nos va alejando ya que esta plagado de nuevas sensaciones que ninguno vivió en los últimos tiempos.


El camino, el tiempo que transcurre y cada instante que se vive alejado uno del otro tal vez también hace que alguno encuentre la mentira como forma de vivir su historia pero a la vez no perder la opción de reencontrarse con el otro.


Casi como una hipocresía, nos sumergimos en mundos casi injustos para el otro, formas que lastiman, maneras que no suman, contactos ínfimos que solo permiten volcar broncas o cuestionamientos.


Pero así será la historia, así será la vida, así será este proceso, llegar a un momento en donde tomar una decisión, donde elegir, donde ver realmente con quien queremos estar a pesar del camino individual de cada uno.


Se que en estas circunstancias la cosa es difícil casi por igual para las partes, pero también veo que la balanza se inclina para un lado, que nadie ve lo que uno hace, no se ve lo que uno es en esencia, no se nota la hombría que uno pone, no es nunca suficiente el accionar noble.


Pareciera que solo se ve aquel pequeño error cometido que se transforma en la figura y sello de tu accionar. Se hace tan fuerte que no deja ver todo el esfuerzo y amor puesto en esta transición.


Pareciera como que el error cometido apaga todo lo bien realizado de uno. Pareciera que la hombría de bien de desvanece ante cualquier desliz.


Sin el afán de comparar las situaciones, siento que yo perdí mas que el otro, yo me fui, yo deje mi lugar, yo deje mi sueño realizado, yo me aleje de lo cotidiano, yo me tuve que acostumbrar al día distinto que arranca cada mañana, yo me exilie.


Y en ese poético exilio no perdí el contacto con mis hijos, aun sin poder siquiera darles un espacio propio en mi nuevo hogar. Cambie muchas cosas de mi cotidianeidad, di mas calidad que cantidad a ellos. Y eso me hace sentir mucho orgullo de mi mismo.


Pero la balanza sigue inclinada para un lado, y eso termina comiéndote el coco, termina haciéndome pensar si ser el hombre que me hicieron no me convierte en un boludo.


No perdí el contacto con mi hijos,. Cambie muchas cosas de mi cotidianeidad, di mas calidad que cantidad a ellos. Y eso me hace sentir mucho orgullo de mi mismo.


Yo deje al lugar que durante muchos años ella y yo soñamos con tener para nuestros hijos y para nosotros, yo puse mucho de mí para eso y de golpe no soy mas parte.


Yo ya no tengo padres, ya no tengo algunos hermanos, ya no tengo muchos amigos, ya me siento muy solo.


Estoy solo, soy un hombre con la soledad como demonio.


Quizás ese demonio es el guardián de la puerta que me toca cruzar, de la puerta que me lleve a afrontar la perdida real.


Quizás sea ahora cruel, pero al final me muestre otro camino en donde la angustia, la tristeza y los recuerdos pasen a ser solo un pasado que tape como hice desde chico.



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