Sos

Sos el demonio que me taja el pecho
Sos la luna creciente que asombra mi mirada
Sos la perra que desquicia cada mañana
Sos la piel que deseo más allá del entendimiento
Sos el sexo que descubro sin definición a la madrugada
Sos la hembra a la que no engaño en una encrucijada
Sos la mujer a la que aunque quiera no miento
Sos la flor que me entrega cualquier estación encantada
Sos el elixir que sabe a trago amargo
Sos la bestia que me da momentos magros
Sos la mariposa que vuela y me destroza
Sos la imperperfecta magia que me acongoja
Sos el sutil momento de permiso de morbo
Sos el cuerpo que celoso entrego y me lo absorbo
Sos la cruel malicia de mis deseos, roja, sangre
Sos la tarde que le sigue a momentos que dan hambre
Sos el blanco de mis odios, tiro al centro de mis demonios
Sos un terrible quilombo, niña brusca que me asusta
Sos la imperfección que aun negando me gusta.
Sos el claro absurdo que no se entiende
Sos la que cualquier sabio dejaría ser perenne
Sos la que recibe él cuando digo te quiero
Sos la que no merece con apuros e improperios
Sos vos, temible fémina no conveniente
Sos tal vez, a la que llene su vientre.

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