Polvo

Queríamos pegarnos un buen polvo, no nos conocíamos aun, pero nuestros ojos al verse no podían mentir.
Imaginábamos ciertas intimidades, no mostrábamos ni delatábamos nada, esperábamos la venia del otro.
Llego rápido la mañana y un puto timbre decía “soy el taxi”, no pude proponer lo obligado, lo dejo para luego.

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