Cuan profunda llega a ser la herida
Cuando atroz, paraliza y retuerce
Como acepto que tal vez la merezco
A ella
Cósanme con sisal
O mejor, demuestren, que mi sangre
Ya no se derrama en vano
O que se escurre ente viles colmillos
Hambrientos y fríos
Convénzanme, que cálida, alimenta
Feroz a sus perseverantes labios
Mientras audaces se adueñan de mis huesos
Déjennos solos y concédannos el intento

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